
Notas sobre los sueños de un cinematógrafo
Sobre performance y dibujo en Martín Sichetti.
1.
Hay una luz mortecina, una estela del recuerdo que trae al presente las horas fuera del set. Hay unos diarios, unas libretas donde apunta los trabajos y los días, la imposibilidad en estado de alerta. Y hay poemas escritos a esa muerte.
La incertidumbre en forma de pantera.
Primera performance. Bar Tasmania, 1995.


Polaroids de Tatiana Paul, 2008.

2.
Presencié muchas veces la Marilyn de Martín Sichetti. Y otras tantas vi cómo dedicaba su tiempo a desvelar otros detalles detrás del rimmel. Vi cómo el show, muchas veces, tomaba un cariz más trágico y los diamantes se ensuciaban en una risa congelada, un poco más tétrica. Pero no porque Martín se hundiera en aguas cenagosas, sino porque después de cada representación, vivada por amigos y desconocidos, un dejo de tristeza impera a su alrededor.
Cuando Martín Sichetti le da vida a Marilyn, otra luz se enciende, y los temores quedan a un lado. Porque esa vivificación dice un presente siempre activo, deslumbrante.
En la biografía de todos los que la han representado hay un amor trascendente y es por eso que la sorna del disfraz se cae para vestirse de homenaje.
La performance que Martín revitaliza no es grotesca, ni siquiera pide un show para la fiesta de los amigos. Va un paso más allá. Trae el aire de los filmes y las canciones. Hace arqueología en el punto donde el gesto congela su cara más vivaz. Inscribe su paso, su figura de lamé en los recodos de una estrella que deja su estela.
Frida Kahlo Restorán, fotos: Nacho Iasparra, 2002.

La casa de Bonpland, fotos: Silvana Muscio, 1998/2000.


3.
Los dibujos de Martín Sichetti, en su gran mayoría, son una sinécdoque elaborada de un mundo cercano al de Marilyn –en época y estética- pero si apreciamos en detalle esas manos, esas vestimentas, los gestos recortados, entramos al universo de las películas de Alfred Hitchcock: un brillo de navaja que resplandece en el ojo, como el famoso cuchillo de Psycho que una vez más se clava en nuestra mirada. Así, sus trabajos son como recortes de un storyboard que obliga al espectador a completar la escena. Rompecabezas, al fin, de una historia y una época que fascina al artista.
Stills de los videos realizados para la muestra “Firmas”, Mark Morgan Perez Garage, 2009.

La casa de Bonpland, 1998/2000.


4.
Si el universo de la blonda y el maestro del relato se funde como Obra en el biografema posible de Martín es porque ha suscripto con fidelidad a un universo que le es afín, que lo enamora.
Ambos movimientos –dibujo y performance- agitan las aguas de la máquina de los sueños que es el cine. Y en esos giros que da la vida, se unen en tópicos familiares y distantes en su paradoja. Al decir del mismo artista, en Hitchcock, es la fascinación por el misterio y su humor corrosivo. En Marilyn, la belleza y la tristeza. Como si en ambos, la superficie, la máscara, sólo puede ser comprendida si se ahonda en esos mares inquietantes que el plató pergeña.
Juan Fernando García, octubre de 2012.
Stills de los videos realizados para la muestra “Firmas”, Mark Morgan Perez Garage, 2009.



Life –
I am of both of your directions
Somehow remaining hanging downward
the most
but strong as a cobweb in the
wind – I exist more with the cold glistening frost
But my beaded rays have the colors I’ve
seen in a painting – ah life they
have cheated you
Marilyn Monroe poem, “Fragments”, october 2010 © LSAS, 2010
Vida –
soy de tus dos direcciones
De algún modo permaneciendo colgada hacia abajo
casi siempre
pero fuerte como una telaraña al
viento – existo más con la escarcha fría resplandeciente.
Pero mis rayos con abalorios son del color
que he visto en un cuadro – ah vida
te han engañado
Poema de Marilyn Monroe, “Fragmentos”, octubre 2010 © SEIX BARRAL, 2010
https://vimeo.com/62274971